Suave embalsamador de la rígida medianoche, que cierras con cuidadosos dedos nuestros ojos que ansían ocultarse de la luz, envueltos en la penumbra de un olvido celestial; oh dulcísimo sueño, si así te place, cierra, en medio de tu canto, mis ojos anhelantes, o aguarda el 'Así sea', hasta que tu amapola derrame sobre mi lecho los dones de tu arrullo. Líbrame, pues, o el día que se fue volverá a alumbrar mi almohada, engendrando aflicciones; de la conciencia líbrame, que impone, inquisitiva, su voluntad en lo oscuro, hurgando como un topo; gira bien, con la llave, los cierres engrasados, y sella así la urna silenciosa de mi espíritu.
John Keats.
Fue uno de los principales poetas británicos del Romanticismo. Durante su corta vida su obra fue objeto de constantes ataques y no fue sino hasta mucho después que fue completamente reivindicada. La lírica de Keats se caracteriza por un lenguaje exuberante e imaginativo, atemperado por la melancolía. Keats tenía con frecuencia la sensación de trabajar a la sombra de los grandes poetas del pasado y sólo hacia el final de su efímera vida, cuando sentía cerca la oscuridad de la muerte, fue capaz de producir sus poemas más auténticos y memorables.